
Dos jugadores de altura. Romay y Cobos
Pocas satisfacciones puede tener un jugador de baloncesto mayores que la de ver retirado su dorsal. En segundos debe pasar por su cabeza una trayectoria generalmente larga y llena de compromiso con ese club que con un gesto que forma parte de la liturgia del baloncesto reconoce una carrera excepcional. En el baloncesto en silla de ruedas nacional no hay muchos casos, siendo el primero el de José Cobos, quien “se quedó para siempre” el 10 de Fundosa.