Una de las personas que jugaron un papel fundamental en el surgimiento del ONCE de Sevilla fue Antonio Delgado Palomo, su primer entrenador e impulsor junto a Miguel Pérez Moreno, Saturnino Jiménez y Pedro Martínez entre otros.
Cuando en las vísperas de los Juegos paralímpicos de Seúl se constituyó el club auriverde, Palomo, ya tenía un largo recorrido en el mundo del deporte adaptado. El sevillano tiene el honor de haber logrado dos medallas de Oro en los Juegos Paralímpicos de Toronto (Salto de longitud y 100 m. lisos) que contribuyeron a aupar a la expedición española hasta la vigésimo segunda posición, junto a los oros logrados en la piscina por el catalán Betrán de Five y la castellano leonesa Teresa Herreras más otras 8 medallas de plata y bronce.

Antonio Delgado, medallista paralímpico
Eso sucedería cuando Palomo solamente tenía 19 años, pero ya llevaba un importante recorrido a sus espaldas. Había comenzado a dedicarse seriamente en el atletismo a la edad de 14 años, en el año 1972, jugando un papel fundamental Pedro Fernández, vecino suyo y destacado lanzador de jabalina, quien merced a sus consejos y estímulos le introdujo en el ambiente atlético de la ciudad, que por esa época se concentraba en Chapina. En aquella mítica pista, encontrará un entorno donde desarrollarse deportiva y personalmente.
En el atletismo, Palomo destacaría rápidamente, entrenándose en el marco de la sección atlética del Sevilla CF. Así en 1974 se alzó con la medalla de plata en salto de longitud y 400 metros lisos en el Campeonato de España y fue seleccionado para representar por primera vez a España en los Juegos internacionales de Stoke Mandeville donde el sevillano conquistó tres medallas (plata en 100 metros y bronce en altura y pentatlón), demostrando que se hallaba en la élite mundial.
La carrera atlética de Antonio iba a ser efímera, pese a su juventud, pues en una competición internacional, en 1978 sufrió una grave lesión de los músculos semitendinoso y semimembranoso que le obligó a dejar la competición atlética para siempre con solo 21 años.
Palomo encauzó su vocación por el deporte hacia otras disciplinas como el balonmano, modalidad en la que fue campeón de España en 1981 con la selección de Sevilla. Pero donde sentaría cátedra, ya como técnico, sería en el baloncesto en silla de ruedas al frente del ONCE de Sevilla, club fundado en 1987 por empleados de la delegación sevillana de la ONCE.

ONCE andalucía a principio de los 90
Antonio era un gran psicólogo y motivador. Conocedor de su plantilla, la potenciaba al máximo sacando un gran partido de sus componentes y obteniendo de ellos el máximo rendimiento. Diego de Paz cuenta como anécdota que en su primer entrenamiento ya le vaticinó que iba a ser internacional, y al final de esa misma temporada debutaba con la “roja”. Menudo ojo!!
Como técnico, dirigió al ONCE Sevilla durante nueve temporadas, desde la de su constitución (1988-1989) hasta mediados de la 1994/1995 y, luego, las campañas 1999/2000 y 2000/2001. En ellas, Antonio Delgado contribuyó desde el banquillo a la consolidación del conjunto en la elite nacional, debutando en Primera División en el curso 1990-1991 después de haber sido campeón de Tercera (1989) y Segunda (1990), y a la obtención de tres títulos de Liga (1991/92, 1992/93 y 1993/94), el subcampeonato liguero de la 2000/2001; dos ediciones en la Copa del Rey (Valdepeñas 1992 y Badajoz 1994) y una segunda posición (Málaga 1993).
En los inicios de los 90, Palomo era el “entrenador de moda”, de forma que en 1993 desde la Federación Española le encomendaron hacerse cargo de la selección femenina en su participación en el Campeonato de Europa de Berlín, donde las chicas españolas ocuparán la 6º posición.

Selección femenina europeo Berlín’93
La vida de Antonio Delgado no se podría entender sin el deporte, habiendo estado siempre vinculado a este. Cuando no lo fue como deportista o técnico, lo hizo como juez de atletismo y sobretodo profesor de Educación Física, profesión que ejerció gracias al acceso a la condición de funcionario de carrera del Cuerpo de Profesores Especiales de Institutos Técnicos de Enseñanzas Medias.
Querido y valorado por todos, sus aires de “dandi sevillano” no le restaban cercanía. Con un gran don de gentes, su carisma se extendía como un manto a su alrededor. A base de trabajo predicó con el ejemplo, y con la misma receta contribuyó a que en Sevilla, durante mucho tiempo, se estableciera la corte del reino del baloncesto de las cuatro ruedas.

Palomo, Torres y Rodríguez. Europeo de 1993
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