Sant Boi de Llobregat, cuna de los Gasol, ha instaurado un torneo de baloncesto en silla de ruedas a través del cual se rinde homenaje a la memoria de uno de sus vecinos más ilustres, el jugador Francisco Molina, quien habiendo visto la luz en Barcelona, estableció su residencia en esa localidad.
Este memorial lo organizan conjuntamente el consistorio de Sant Boi, la Asociación de Personas con Discapacidad Aramis y el club Unes de Sant Feliú en el cual desarrolló la mayor parte de su carrera deportiva.
Molina era un base fino salido de la factoría del “viejo” Guttmann. Como tantos chicos de la época, lo recogían y lo llevaban a los centros de formación del ANIC, en cuya escuela de minibasket daría sus primeros pasos deportivos compartiendo camada con otros ilustres de este deporte como Antonio Gómez o Roberto Nekeno desde 1975 hasta 1977. Así intervino en el primer partido celebrado en España con participación femenina entre las componentes de los equipos de chicas y de la escuela de minibasket.
Cuando el Instituto Guttmann asumió la gestión del equipo de baloncesto masculino del ANIC, los componentes del femenino y el equipo B, surgido de esa escuela de minibasket, constituyeron el CEM, en el cual se enroló Molina a las órdenes del ahora presidente de la Federación catalana, Josep Giménez.

Formación del UNES de Sant Feliu a principios de los 90
Con el CEM logrará el ascenso a primera división, entonces el techo nacional, en la temporada 79/80, permaneciendo en la misma hasta la 81/82. Al año siguiente, la 82/83 volvería a ascender participando otras dos temporadas en una élite que por aquel entonces estaba reservada a tan solo 6 equipos, que eran los que componían una categoría de la cual descendían los dos últimos.
Tras el descenso de la 84/85, Molina se marcha al UNES de Sant Feliú, creado unos años atrás (en 1982) como una escisión del CEM. Será en este club en el que vivirá una etapa de casi veinte años formando parte de un grupo de ilustres que se convirtió en una gran familia.
Molina sería uno de los componentes de aquella plantilla histórica que ascendió en dos años de tercera a primera para militar entre los mejores en la 88/89, con Benito Alberola como entrenador, auxiliado por Guillén y con compañeros como Cruzado, Parrilla, Llovet, Gómez, Pastor, Gisbert o Jaume Guarro entre otros. Francisco disfrutará de los mejores años de la entidad de Sant Feliú, deportivamente hablando, hasta su integración en el FC Barcelona. Se mantendrá en una división de honor que cada vez iba aumentando su exigencia hasta la 91/92, año en que descendería para regresar el curso siguiente como campeón de liga, si bien su permanencia en la élite sería efímera pues en la 93/94 supondría su última participación en división de honor pese a que en la 94/95 se quedaba a las puertas del retorno.

Unes de Sant Feliú que logró el ascenso a Primera División
Con un periodo de éxodo en lo que significó su retorno al CEM, volvería para terminar su carrera deportiva en el club del Bajo Llobregat, dedicando mientras su salud se lo permitió, sus últimos años al equipo en el que había sintonizado a la perfección.
Con el UNES participó en la edición de la Copa Willi Brinkmann organizada por su club en el año 2000, siendo este su único contacto internacional a nivel de club, pero no el primero, ya que en 1985 alcanzó la internacionalidad al participar en la Fase previa de la Copa del Mundo de Gante (Bélgica), disputando 4 partidos con la selección española.
Cuando el 2004 enfilaba su recta final. En Octubre, mientras el otoño desnudaba los árboles, se iluminó la estrella de un jugador que brilló en las pistas y se ganó los corazones que quienes le trataron. De esta forma, el Torneo del Tardor, o del otoño, que lo mismo resulta ser, el cual organizaba el club UNES desde su fundación, incorporó a su nomenclatura el de “Memorial Francisco Molina” en recuerdo de quien dejara su embrujo en el baloncesto de las cuatro ruedas.
Poco puedo decir de un amigo que nos dejó demasiado pronto,su recuerdo todavía me emociona y me duele su pérdida.