En el Tardón, situado en los antiguos terrenos de la huerta de “El Aceitero” ubicados en la margen derecha del río Guadalquivir, dentro del corazón del sevillano barrio de Triana se crió Ángel Alamillo, uno de los jugadores más emblemáticos de la primera época del baloncesto en silla de ruedas español.
Alamillo era trianero y del Tardón, donde se produjo una mezcla de gentes muy enriquecedora. En la barriada de San Gonzalo, que era su nombre oficial, “había mucho arte” y no en vano allí crecieron la Pantoja, los Morancos, Chiquetete, Lole y Manuel o Pilar Astola. Otro de sus vecinos, Ángel, iba a ser uno de los nombres ilustres del deporte de la canasta en España.

Primer equipo del Virgen del Rocío
Pese a que no formó parte de la primera plantilla del equipo del Hospital Virgen del Rocío en 1969, tras su fundación un año antes, Alamillo unió su nombre en el 69 a los Emiliano, Solaz, el “padre” Francisco, “el peinaito”, Pérez Nogales y Alcocer que fueron los 6 primeros en defender la camiseta del Virgen del Rocío. Con él llegaron Albelda y Cáceres y posteriormente muchos más, como Manolo Moreno y Montenegro, amigos inseparables de Alamillo.
A las órdenes de Antonio Jiménez, disputó con el Virgen del Rocío las primeras competiciones, denominadas Torneo Nacional de la Seguridad Social, el cual se desarrollaba en régimen de concentración. Desde 1969 hasta su desaparición en 1975, el Virgen del Rocío se adjudicaría tres ediciones, las de 1973, 1974 y 1975.
En el surgimiento de la liga, “el Virgen” de Alamillo tendría un papel protagonista marcando una época en el bsr nacional junto con el ADEMI de Málaga. Se adjudicó tres títulos de liga con el club hispalense las temporadas 76/77, 77/78 y 87/88 junto a 6 Copas de S. M. el Rey. Pero lo más significativo es que en las primeras 21 ediciones de la liga, el conjunto sevillano concluiría entre los tres primeros en 18 de ellas.

Virgen del Rocío de Sevilla en una participación en Bélgica
Alamillo era un jugador que destacaba por su potencial defensivo hasta el punto de ser quien se encargara del mejor anotador del rival. Junto a Montenegro fue uno de los pioneros en la adaptación del pobre material existente buscando sacarle el máximo partido. Cuentan que tanto el del Tardón como el de la Línea volvían locos a los mecánicos del hospital “moviendo” de posición la silla, inclinando ruedas, poniendo y quitando acoples en busca de movilidad, ligereza o altura.
En el Virgen permaneció hasta el año 92 en el que funda el CD la Buhaira, al que dirige desde el banquillo las dos primeras temporadas y en el que interviene como jugador en la 94/95, la que será su retirada definitiva de las pistas. En este club aúna su capacidad en el área deportiva con la de la gestión de un club que apostaba por potenciar el deporte femenino.
En la década de los 70, Alamillo fue uno de los fijos en las selecciones de José Barbero. Debutó en el Campeonato de Europa de Kerpape de 1974, en el que España fue quinta, participando en otro europeo, el del 77 celebrado en Raalte (Holanda). El sevillano tomó parte en dos Juegos Paralímpicos, los de Toronto’76 y Arnhem (Holanda)’80, así como en dos ediciones de los Juegos Mundiales de Stoke Mandeville, las de 1975 y 1977. En 1979 fue uno de los componentes del equipo español que participó en la Golden Cup celebrada en Tampa.

España-Suecia. Kerpape’74
En total, defendería la camiseta nacional en 41 ocasiones. En la gran mayoría de ellas, lo haría junto a José Antonio Montenegro, con quien más allá de las canchas compartía una complicidad que se convirtió en eterna amistad. En la pista, alamillo era el contrapunto del gaditano poniendo sus condiciones de rocoso defensor a disposición del equipo.
Aquellos años de baloncesto le dejaron un ramillete de compañeros cuya amistad ha cultivado con su don de gentes. La noche de San Juan, cuando el verano llama a la puerta, ese corazón que a todos entregaba se detuvo para siempre. Solo Manolo Moreno sobrevive de aquella terna que triunfara en los 70 con Antonio Jiménez como apoderado. En el cielo, o donde quiera que vayan los justos, esperan José Antonio “el Monte” y su inseparable Alamillo, dos de los primeros espadas del baloncesto de las cuatro ruedas.
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