Los inicios del baloncesto en silla de ruedas español están plagados de nombres anónimos que con su entusiasmo y ganas de demostrar su valía superaron todos los condicionantes de una época de transición. Uno de ellos es José Ángel Oliva, uno de los jugadores de referencia durante muchos años de la liga, transmitiendo su impronta a los equipos en que fue militando.
Seguramente cada persona tenemos escrito nuestro destino, y el de José Ángel quedaría condicionado para siempre cuando siendo una criatura de 13 años ingresó en el Hospital del Vall de Hebrón para someterse a una operación. Iba a ser precisamente allí, en la entonces denominada “Residencia Universitaria Francisco Franco”, donde unos meses atrás se había disputado el primer partido de baloncesto en silla de ruedas. Durante su estancia hospitalaria conoció este deporte de mano de los Almagro, Morales, Castillo, Sabaté, Benito, Santana o Aceitón y el joven afincado en Vilanova i la Geltrú comenzó a competir junto a todos estos pioneros desde 1970.

José Ángel Oliva culmina un contraataque
Con “la residencia” disputó las primeras competiciones, denominadas Torneo Nacional de la Seguridad Social, que se desarrollaban en régimen de concentración tomando parte los equipos representativos de los centros hospitalarios. Las primeras ediciones tuvieron al club catalán como dominador hasta que en 1973 el Virgen del Rocío tomó el relevo adjudicándose las tres últimas ediciones, las de 1973, 1974 y 1975. Los responsables de cada hospital: Residencias Sanitarias de la Paz en Madrid, Virgen del Rocío en Sevilla, Pedrosa en Santander, Gómez Haya en Málaga, Vall de Hebrón, etc. se volcaban para que sus “pupilos” tuvieran los máximos medios posibles para alzarse con el título, siempre dentro de las limitaciones que imponía una época en la que el baloncesto estaba todavía floreciendo con grandes carencias.
Oliva iría evolucionando a la vez que crecía y en el surgimiento de la liga en la temporada 73/74 ya tendría un papel importante. Su equipo se iba a coronar por delante del Virgen del Rocío de Sevilla y el ANIC de Barcelona.

Costa Dorada de Reus
Esta primera etapa duraría hasta 1975 cuando junto a Antonio Villadén fundaron el Costa Dorada de Tarragona, equipo en el que militará hasta 1980. Oliva era el principal puntal de los tarraconenses, equipo con el que lograría el ascenso a primera división en la temporada 77/78 colocando al club de la Costa dorada entre los 6 mejores del país. En la primera división de entonces duraría una sola temporada pues la competencia era brutal, ya que descendían dos. Le acompañarían los ilicitanos del Palmeral de Santana, quedando por delante los históricos Trauma, Guttman, Virgen del Rocío y el ADEMI de Málaga que se alzaba ese año con su primera liga de muchas.

CDM Garraf
En 1980 se embarcó en una nueva aventura, la creación del C. D. M Garraf en Vilanova i la Geltrú. Este proyecto tan solo duró un año por falta de jugadores y el club desapareció, de forma que en 1981 volvió durante una temporada al Costa Dorada y seguidamente fue al Gutman hasta 1990.
En esta etapa destaca el segundo puesto de la temporada 84/85 y el subcampeonato de Copa del Rey de 1982, cuando en la final celebrada en Burgos cayeron frente al Virgen del Rocío. Allí, bajo las órdenes de Antonio Marco, compartiría equipo con jugadores legendarios como Eloy Guerrero, Josep Clúa, Domingo Giménez, Antonio Vallverdú, Roberto Dekeno, Raúl Marín, Antonio J. Gómez, Miquel Rosell, Juan A. Torrente, F. Benítez, Fco. Molina o Josep Bernabéu.
A las puertas de Barcelona’92 regresará a Trauma’68 donde militará desde 1990 hasta 1992 formando junto a Alex Piqué una pareja de cuatros letal que se completaba con los excelentes puntos medios y bajos (Castillo, Sabaté, Guzmán…) quienes atesoraban una experiencia que les permitía mantenerse al máximo nivel nacional.
Pese a estar preseleccionado para la paraolimpiada, José Ángel no entraría en la lista definitiva. Había puesto mucho empeño y la desilusión le llevó a aparcar el baloncesto hasta que en 1998 lo rescataron para la causa de un Trauma que había perdido ya la plaza en División de Honor, etapa que duraría hasta 2002.
Su carrera deportiva iba a concluir en el histórico CEM, equipo al que pertenecerá desde 2005 hasta su retirada en 2009.
José Ángel tenía muchas semejanzas en su juego con Antonio Henares, en cuanto a su capacidad anotadora en la larga distancia tratándose de un jugador de clase alta, con envergadura que jugaba más cómodo por fuera. Esa calidad le iba a llevar a defender la camiseta nacional en 23 ocasiones.

Selección española europeo de Lorien’87
Su debut se produciría en la Copa de Oro de Tampa’79, en la que la selección concluiría en 7ª posición, participando además en los europeos de Ginebra’81, Falum’82 y Lorient’87 en los que concluiría en 6º, 5º y 8º lugar respectivamente.
Oliva era un tirador nato. Casi podíamos decir que ponía el contrapunto al elenco de artilleros de los equipos del sur. Este toledano de Villaluenga de la Sagra, a mitad de camino entre la capital e Illescas; que lucía poblado bigote en su etapa dorada; fue uno de los máximos anotadores de nuestra liga y uno de los jugadores que con una facilidad pasmosa y una mecánica de manual hacían un baloncesto fácil y efectivo. Oliva, fue un espejo en el que se miraron numerosos jugadores que a finales de los 80 se iniciaban en el baloncesto de las cuatro ruedas.
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