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Ruby Marcos Arriola. La joya de los 90

26 abril, 2018 por J. Sanjuan Deja un comentario

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Ruby con la ministra de cultura Carmen Alborch

La vida es caprichosa y cada persona a lo largo de la misma va forjando su “historia”. Nos marca lo que hacemos y de dónde venimos. Cuando perteneces a una saga de artistas de circo en la que tú eres la cuarta generación, todo está predispuesto para continuarla.




Ese es el caso de Rubý Marcos, jugadora del CRMF de Albacete desde finales de los 80 hasta mediados de los 90, a quien una desgraciada tarde truncó su prometedora carrera de artista. El circo era su vida. Desde que a los 11 años apareciera por primera vez en el espectáculo de su padre, fue evolucionando y entrenando a diario para convertirse en una estrella mundial. Se había especializado como alambrista y trapecista; dos “trabajos” de alto voltaje cuando actúas sin red ni protección alguna. Cada tarde se la jugaba hasta que un accidente sufrido en Bolonia le cambió la vida.

Ruby en su etapa de equilibrista

Tras una primera estancia en el hospital de Montecatone, cerca de Ímola, llegó el momento de regresar a España estableciéndose en Benidorm. Con 22 años su vida y la de su familia para quien la joven Ruby se había convertido en el sustento económico, había cambiado.

Por delante muchas cosas que aprender en su nueva condición de usuaria de silla de ruedas, por lo que ingresó en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Una estancia que iba a ser muy positiva, produciéndose allí su primer contacto con el deporte. Sería el tenis de mesa la modalidad que le llevó a participar en un campeonato de España junto otra deportista legendaria, Candelaria Vera, también compañera de fatigas en el hospital. Allí coincidiría con Matilde Ruiz, jugadora del equipo de baloncesto femenino San Rafael con la que trabó una amistad que cultivarían en los siguientes años con el deporte como hilo conductor.

Ruby, quien tenía una constitución atlética forjada a base de entrenamiento en su actividad circense, presentaba unas cualidades innatas para el deporte. Su marcha al CRMF de Albacete iba a ser determinante para su definitiva dedicación al baloncesto en silla de ruedas. Su inmersión en el circo le había hecho abandonar demasiado pronto los estudios y tras el accidente necesitaba adquirir una formación para integrarse en el mundo laboral por lo que su vida se orientó a la ciudad manchega.

Componentes del CRMF Albacete

Había recorrido los cinco continentes y tenía facilidad para los idiomas, por lo que en Albacete se matricularía en la escuela de idiomas. En el CRMF coincidiría con un grupo de pioneras entre las que se encontraban Juani Rovira, Juani Cánovas, Loli Muñoz, María Comino, Rosario Riquelme y la propia Ruby Arriola. Este grupo paseó durante muchos años el nombre de una ciudad y el de su centro por toda la península. Allí los chicos ya practicaban esta modalidad deportiva y ellas se incorporaron a la misma con gran entusiasmo y poniéndole muchísima dedicación.

“Heredaban” las sillas que se les quedaban desfasadas y entrenaban casi todos los días en la pista descubierta del centro durante 60 o 75 minutos después de cenar una vez que los chicos hubieran abandonado las mismas. La ilusión podía con el frío de las noches albaceteñas y con todas las vicisitudes que se les presentaban.

Selección española femenina 1989

Eran tiempos de viajes tortuosos y de muchísimas dificultades para encontrar material adecuado y en los que muchas veces las féminas tenían que asumir de su bolsillo gastos del desplazamiento. El club manchego, durante varios años será el aspirante a un cetro que año tras año pertenecía al Club San Rafael de Barcelona. El conjunto albaceteño conseguirá el segundo puesto en diversas ediciones de liga y copa sin lograr batir al equipo que marcaría una época del baloncesto en silla de ruedas femenino.

Ruby formó parte de la primera selección española femenina. Debutó en el europeo de 1989 en CharlevilleMeziers (FRA) en el que se producía la aparición de la roja femenina. Continuaría entrando en los planes de los seleccionadores para el mundial de Saint Etienne’90 y el europeo de Ferrol’91 en el cual participó sin saber que estaba embarazada. Tras quedarse fuera de la lista definitiva de Barcelona’92, después de participar en todas las concentraciones, volvería a vestir la camiseta nacional en el europeo de Berlín a las órdenes de Antonio Delgado Palomo, entrenador por aquel entonces del ONCE de Andalucía.

Selección española 1990

Tras el campeonato de Stoke’94 se produciría un paréntesis en las participaciones de la selección femenina en competiciones internacionales hasta el europeo de Madrid’97, siendo la cita británica la última en la que Ruby formó parte del combinado nacional.




En ese intervalo de 5 años el equipo femenino había dado unos primeros pasos fundamentales para su asentamiento. Si el desplazamiento al europeo del 89 lo habían tenido que hacer en un Hércules del ejército participando con unas sillas a las que el equipo inglés calificó como “rolls royces” por lo voluminosas que resultaban, todo fue cambiando y en el mundial de Saint Ettiene ya contaban con las Pouarier cuya marca patrocinaba la selección española.

Cuando la liga permitió la participación de chicas en los equipos de la liga masculina, Ruby y María Comino se enrolaron en el Lantana de Ciudad Real, liderado por Antonio Cifuentes.

 

Ruby Marcos Arriola con la selección española

Al acabar sus estudios regresó a Benidorm estableciéndose en “la Nueva York del Mediterráneo” y poco a poco el deporte fue pasando a un segundo plano con mayor dedicación a la familia.

Heredera artística de la saga Arriola; la de quienes doblaran a Toni Curtis y Gina Lollobrigida en las escenas de riesgo de la película “Trapecio”, Ruby encontró en el deporte una nueva forma de vida. Alcanzó las 37 internacionalidades con la emergente selección femenina y vivió intensamente el florecimiento de un deporte femenino casi siempre olvidado. En Albacete, formaron más que un grupo, una familia, siempre al calor del baloncesto de las cuatro ruedas.

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