Cuando en 1968 se creó la Federación Española de Deporte para Minusválidos, la cual aglutinaba los deportes practicados por personas con cualquier tipo de discapacidad, ya fuera física, intelectual o sensorial, se iniciaba un largo y tortuoso camino que iba a necesitar de muchas manos para allanar el recorrido de unos deportistas ansiosos por demostrar a la sociedad que eran tan válidos como el resto o más.
En medio siglo de andadura, muchos son los nombres propios, y más los anónimos, del deporte practicado por personas con discapacidad. De sobra es conocido el papel que desempeñaron D. Juan Antonio Samaranch o el primer presidente de la federación nacional D. Guillermo Cabezas, pero todo hubiera sido mucho más difícil sin el derroche de entusiasmo y trabajo que pusieron los equipos humanos que componía cada comisión nacional.
Si nos centramos en la de baloncesto en silla de ruedas, el más carismático iba a ser José Barbero, quien estuvo al frente de la misma desde 1969 hasta 1989 ejerciendo la labor de seleccionador nacional hasta 1986.
Pepe, como era conocido por todos, llegó al baloncesto en silla de ruedas cuando desde la entonces denominada Federación Española de Deporte para Minusválidos se solicitó a la Federación Española de Baloncesto una persona especializada para ponerse al frente de este deporte. Estaba claro que en España difícilmente había en aquel momento alguien especializado en baloncesto en silla de ruedas, pero lo que hacía falta era gente con experiencia en poner en marcha proyectos dentro del ámbito de deporte y Pepe Barbero tenía un amplio bagaje.

el equipo técnico de la selección formado por Josè Barbero, su hijo Miguel Ánge y Antonio Marco
Pepe fue un avanzado a su tiempo y un defensor de causas perdidas. En su momento se empeñó en promocionar el baloncesto cuando en la España de la posguerra sólo se hablaba de fútbol y toros; en promover la donación altruista de sangre cuando entonces se cobraba por ello; o en eliminar las barreras arquitectónicas cuando ni siquiera se tenía en cuenta a los discapacitados.
Cuando llegó al baloncesto en silla de ruedas ya traía un importante recorrido al frente del Comité Nacional de baloncesto infantil y minibasket dentro de la Federación Española de Baloncesto, del cual fue presidente. Había conseguido que en toda la península existiera una estructura para la práctica del deporte de la canasta desde la más tierna infancia.
Barbero fue un maestro y divulgador de casta que hizo suyas todas esas batallas y las vivió como algo propio. Había heredado la pasión por la docencia de su padre, don Marciano, y dirigió el Colegio Ateneo hasta su cierre en 1973. En sus aulas, varias generaciones se educaron con un ideario novedoso y liberal para su tiempo. Como entrenador llevó a los juveniles a ganar el Campeonato de España en 1960, todo un logro para un equipo de colegio.

José Barbero en el primer partido femenino
En la federación española vivió los duros pero gratificantes momentos de poner en marcha las primeras ligas con cuatro equipos y en régimen de concentración; las primeras convocatorias de una selección emergente; el debut en los Juegos Mundiales de Stoke Mandeville y en Campeonatos de Europa, competiciones en las que la selección española se medía a sus rivales en total desventaja en cuanto al material que se utilizaba y la mayoría de las veces sin concentraciones previas.
Cuando no había correos electrónicos, ni siquiera faxes para mandar notas de prensa. En los tiempos en los que los resultados se conocían a los días de disputarse los partidos, o cuando regresaban de las competiciones. Cuando los viajes eran largos y tortuosos donde quiera que se fuera. En todas esas circunstancias la ilusión todo lo podía y Pepe Barbero supo contagiarla al baloncesto en silla de ruedas español.
Por sus manos pasaron casi un centenar de jugadores dirigiendo a la selección española en 166 ocasiones ayudado por dos ilustres de los banquillos como son Antonio Marco y Antonio Jiménez junto a su hijo Miguel Ángel Barbero, entrenador y periodista.

Equipo español en los JJPP de Seul.
Al frente de la selección, su mayor logro fue la medalla de Oro en los Juegos mundiales de Stoke Mandeville de 1985. Participó en siete campeonatos de Europa, destacando el 4º puesto del celebrado en Kerpape (Francia) en 1971, habiendo quedado en 5º lugar en otras tres ocasiones, Kerpepe 1974, 1978 y Falum (Suecia) en 1982. Estuvo en 5 Juegos paralímpicos, Heidelberg’72, Toronto’76, Arnhem (Holanda)’80, Stocke Mandeville’94 y Seul’88.
Barbero era un hombre todoterreno. Sabía de la importancia de difundir el deporte adaptado y constantemente enviaba crónicas a Marca, Informaciones, Pueblo, Radio Intercontinental, Televisión Española y todos los medios que las recogían a través de la agencia Prensa Internacional, que fundó junto a su esposa Elena. Esa labor divulgativa la completaba en diversas publicaciones que dirigía como Club 6000 y Minusval, pero sobre todo a través de Minusport, la revista que durante muchos años fue el principal altavoz del deporte adaptado español.

José Barbero y Antonio Henares
En la Federación Española de Deporte para Personas con Discapacidad estuvo durante tres décadas, llegando a ocupar el cargo de vicepresidente. Recibió numerosos reconocimientos en su carrera, como el Premio COI, la Medalla de Diamantes de la Cruz Roja, la Medalla de Oro y Brillantes del Minibasket o el premio Inserso a una trayectoria solidaria.
Barbero se entregó al mundo. Casi la mitad de la historia del baloncesto en silla de ruedas español pasa por sus manos. Los años más duros, en los que se contaba con menos recursos y siempre con carencias son los que este zamorano dedicó a quienes por aquel entonces apenas contaban para la sociedad y mucho menos para el deporte. Fallecido a finales de 2013, cuando rondaba los 90 años, en las aguas del Cantábrico, frente a la costa de Suances quedaron esparcidas las cenizas de quien puso los primeros pilares en España del baloncesto de las cuatro ruedas.
Sin duda gran impulsor de nuestro baloncesto, de nuestro deporte y al que siempre agradeceré su presencia en el primer partido que se celebro en España entre un equipo integramente femenino contra la primera escuela de minibasket adaptado, el 1 de mayo de 1.976 siempre estuvo a mi lado en el lanzamiento del baloncesto femenino. Tanto me reconoció el trabajo que siempre lleve en este deporte para las chicas, que me nombro primer seleccionador nacional en el primer Campeonato de Europa que jugaron las chicas, que fue en CharlesVille (Francia) en 1.989, si bien tras mi nombramiento dimitió y accedió al cargo otro gran trabajador de nuestro BSR. Agradecido estaré siempre a Pepe. Un abrazo allí donde estes, jamas te olvidare.