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Pedro Alonso Cano. El rayo de Vallecas

8 noviembre, 2017 por J. Sanjuan Deja un comentario

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Pedro Alonso

Cuando Pedro Alonso era un niño, Villa de Vallecas estaba rodeado de eras en las que se trillaba la mies del trigo y cebada. Las mismas en las que los chicos jugaban al fútbol durante todo el año con líneas imaginarias y piedras por porterías. Difícil hábitat para todos, pero especialmente para quienes como Pedro sufrían las secuelas de la polio, aquella enfermedad maldita que se ensañaba con la gente más humilde. En este populoso barrio madrileño que hasta 1950 fue municipio independiente, han surgido grandes figuras del deporte nacional. Uno de ellos, responde al nombre de Pedro y al apodo castizo de “bocas”, “boqui” para los amigos.

Cuando tenía 14 años, el gran Basilio Alarcón se cruzó en su camino y con él el deporte adaptado. Corría el año 1974 y la liga española de baloncesto comenzaba a estructurarse sumándose al ya existente Torneo Nacional de la Seguridad Social.

Sus inicios estuvieron en el CLUMAM, todo un clásico. Su primera aparición en la máxima categoría se produjo la temporada 76/77 ascendiendo de la mano del Virgen del Rocío “B”, los mismos equipos que descenderían al año siguiente en una liga de seis en la que convivían sin ningún problema primeras escuadras y filiales. Esa irrupción del equipo madrileño y con él Pedro Alonso, fue efímera pues enfrente tenían a cuatro rivales de gran nivel, los andaluces Virgen del Rocío y ADEMI y los catalanes ANIC y Vall d’Hebrón, en aquel momento dominadores claros en España.

El CLUMAM de Madrid fue un referente en los años 80

Retornaría en la 80/81 junto al Pedrosa de Santander adentrándose en una etapa de ascensos y descensos hasta que finalmente se asentó convirtiéndose en uno de los equipos punteros de la liga. Tras su último ascenso de la temporada 83/84 al año siguiente ocuparía el tercer puesto, el segundo la 85/86 y la 86/87, sin bajarse del pódium hasta su disolución en la 91/92. Además habría que sumar los tres subcampeonatos de la Copa de S. M. el Rey en los años 1985, 1989 y 1990, en pleno dominio del ADEMI de Málaga, y el tercer puesto en la André Vergauwen Cup en 1988.

Pedro fue creciendo, deportivamente hablando, a las órdenes de técnicos contrastados como Ángel García, Nacho Rodríguez Márquez, Emilio Rodríguez, Ramón Ranera o Matías Blázquez. En 1982 debutaba con la selección nacional en un partido amistoso disputado en Madrid frente a Portugal en el que hubo una nutrida presencia de jugadores del CLUMAM como Antonio Salazar, Matías Blázquez, Cesáreo Ruiz, Jesús Torres y el propio Pedro Alonso. En este envite también se produjo el debut internacional del burgalés Ricardo Núñez.

Inauguración de los Campeonatos de Stocke Mandeville



Desde entonces Pedro iba a ser un fijo en la selección hasta el Campeonato de Europa de Ferrol’91. En la pista era rápido y fuerte. Se aplicaba en defensa, fajándose muchas veces contra jugadores de mayor envergadura y puntuación. La velocidad era una de sus armas en ataque, hasta el punto de fallar en ocasiones bandejas por encarar el aro demasiado rápido.

Selección española Campeonato Europa Lorient’87

Con España vivió una etapa de expansión internacional. Disputó los europeos de París’83, Lorient’87 (FRA), CharlevilleMeziers’89 (FRA) y Ferrol’91, siendo este último en el que logró una mejor clasificación con el sexto puesto.

En los Campeonatos Mundiales de Stoke Mandeville, Pedro disputó dos ediciones en las que la selección logró cuajar un gran papel, la de 1985 donde se alzaron con el Oro y la de 1986 en la que acabaron en 4º lugar demostrando que el español era un equipo en alza.

Parte de la selección española en 1986

Pedro participó en dos juegos paralímpicos, los de Stoke Mandeville’84 y Seul’88 y se quedó a las puertas de los que hubieran sido los terceros y seguramente los más deseados, los de Barcelona’92. Nunca llueve a gusto de todos y los entrenadores no tienen una papeleta fácil a la hora de hacer la última lista. Pedro se quedó en tierra tras el europeo de Ferrol. Ángel García buscaba otro perfil de clase 3 y apostó por Eustaquio Mira y un Fernando Vila que venía de hacer una gran temporada en el conjunto maño quedándose fuera también Pepe Cobos, otro de los que iban a marcar una época en el equipo nacional.

Alcanzaría las 100 internacionalidades con todos esos campeonatos y la disputa de tres partidos amistosos contra Estados Unidos en Madrid, Toledo y Aranjuez en el marco del mundial’86 celebrado en nuestro país. En esa gira “americana” la selección logró imponerse por 68-60 en uno de ellos cayendo en los otros dos por marcadores ajustados 59-62 y 60-64.

El verano del 92 no fue bueno deportivamente hablando para Alonso. A su ausencia en la selección se le sumó el que el CLUMAM, su club de toda la vida se disolviera cambiando de aires para vivir una interesante etapa en el equipo del Hospital Nacional de Parapléjicos al enrolarse en las filas del Peraleda Puertas Derma donde militará las temporadas 92/93 y 93/94 logrando el cuarto y segundo puesto el Liga respectivamente. A las órdenes de Manolo Martínez Copeiro, Pedro Alonso será uno de los puntales del club manchego, dentro de una plantilla muy compensada.

Clausura de los JJPP de Stoke Mandeville’84

Tras unos años de retirada, Agustín Verdura lo recupera para la causa del AMA Alcorcón, militando en el Grupo 1º de Primera División. El club se mantendrá en posiciones cabeceras y Pedro contribuirá con su juego a la buena marcha del equipo y a la formación de los jóvenes jugadores del club alfarero. A la conclusión de la temporada 2005/2006 se retiró definitivamente de las pistas poniendo fin a una carrera deportiva impecable.

Como Alberto García, Poli Díaz, Koke o Álvaro Negredo, Pedro Alonso representa lo mejor del deporte vallecano. Como tantos compañeros encontró en el CLUMAM y la competición una forma de vida. Eran tiempos en que cada viaje era una aventura, cada partido una experiencia y cada rival un amigo. Ángel García siempre sostuvo que este era un “deporte de pillos” y Pedro Alonso era un fiel ejemplo de esa teoría. Listo donde los haya, rápido y habilidoso con la silla, el vallecano era un rayo. Marcó una época por su estilo de juego convirtiéndose para muchos en un referente en el baloncesto de las cuatro ruedas.

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