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José A. Montenegro González. Gente con carisma

12 julio, 2017 por J. Sanjuan 1 comentario

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Son muy pocos los jugadores de baloncesto en silla de ruedas que hayan podido tener el carisma de José Antonio Montenegro. En su época, seguramente tan solo Antonio Henares gozó de ese don con el que nacen muy pocas personas. Una capacidad que el jugador del Virgen del Rocío cultivó allá por donde fue.

La llegada de Montenegro fue una bocanada de aire fresco para el baloncesto en silla de ruedas nacional al tratarse de un jugador vistoso y de gran calidad. Su primer contacto con el deporte de la canasta se produjo durante su proceso de rehabilitación en el Hospital de Torremolinos, donde se encontraba desplazado desde la Línea de la Concepción, localidad en la que vio la luz. Allí el baloncesto entraría en su vida hasta prácticamente el final de sus días.

Jugadores del Virgen del Rocío con personal del Centro

Pero la carrera deportiva de José Antonio va a transcurrir fundamentalmente en el equipo del Hospital Virgen del Rocío, que precisamente sería el motivo de su asentamiento en Sevilla, ya que su padre, que era un “llanito” de la línea, entró a trabajar como celador en el centro hospitalario sevillano. De esta forma toda la familia se desplaza a la capital andaluza y Montenegro se incorpora al equipo como jugador.

Con el Virgen del Rocío disputó las primeras competiciones, denominadas Torneo Nacional de la Seguridad Social, el cual se desarrollaba en régimen de concentración. Desde 1969 hasta su desaparición en 1975. El Virgen del Rocío se adjudicaría tres ediciones, las de 1973, 1974 y 1975 con Montenegro como estrella.

Virgen del Rocío a finales de los 70

En el surgimiento de la liga, el Virgen del Rocío, liderado por Montenegro, tendrá un papel protagonista marcando una época en el Bsr nacional junto con el ADEMI de Málaga. Tres títulos de liga se incorporaron a las vitrinas del club hispalense las temporadas 76/77, 77/78 y 87/88 junto a 6 Copas de S. M. el Rey, pero el dato más abrumador es que en las primeras 21 ediciones de la liga, el conjunto sevillano concluiría entre los tres primeros en 18 de ellas. Unos datos tan solo igualados por el Fundosa-Ilunion y Ademi de Málaga.

“Monte” fue partícipe de toda la trayectoria que el conjunto sevillano llevó en la competición. Comenzó como jugador de “clase 1” cuando la escala iba del 1 al 3 y posteriormente, cuando ésta se amplió a la clase 4, pasó a ser un 3’0. Tenía una gran ascendencia sobre el equipo dentro y fuera de la pista. Era un líder nato y transmitía energía y estímulo tanto a los compañeros de equipo como a los del resto de escuadras. Ahí radica la principal causa de la devoción y respeto que le rinden quienes le conocieron.

Formación del Virgen del Rocío

Era un deportista de constitución atlética lo que unido a su inteligencia para el juego lo convirtieron a principios de los 70 en uno de los mejores jugadores del mundo. Con la selección española debutó en el mundial de Brujas’73 donde España concluyó en 6º lugar, participando también en los europeos de Kerpape (Fra) de 1974 y 1978 alcanzando en ambos el 5º puesto, así como el de Raalte (Hol) en el que la selección acabó en 7º lugar. Asiduo a los Campeonatos de Stoke Mandeville, alcanzarían el 2º puesto en 1973, el primer lugar en 1975, el 6º en 1977 y el 4º en 1978. Disputó los Juegos Paralímpicos de Toronto’76 donde la roja ocupó la 9ª posición y disputó su última competición internacional con la selección en la Copa de Oro de Tampa en 1979, con un 7º puesto.

 

Virgen del Rocío a mediados de los 70

En el vuelo de regreso de la Copa de Oro de Tampa sufrió un aneurisma cerebral que le tuvo apartado de las pistas durante más de un año lo que le hizo perderse los JJPP de Arnhem’80 (Holanda) e influyó en que ya no volviera a vestir la camiseta nacional. Cuando pudo volver a competir lo hizo con un “casco protector” en la cabeza diseñado por el Dr. Rodríguez Riveiro, el cual luciría durante unos años para posteriormente abandonarlo.

En el Virgen de Rocío permanecería hasta que en el año 2000 el equipo del hospital sevillano “bajó la persiana”, si bien las últimas temporadas apenas disputaba partidos y andaba prácticamente retirado, pero Sebastián Ordóñez lo convenció para que se sumara al proyecto del Arco Iris Bsr La Línea, el equipo de su localidad natal, con el que disputaría su última etapa deportiva desde el año 2000 hasta principios de 2004, en el que falleció.

En el Arco Iris nunca se olvidó de su gente del Virgen del Rocío. Siempre tenía presente a su Mira, Juanito Alcober, Alamillo y tantos otros jugadores con los que compartió toda una vida.



Partido en las instalaciones de H. V. Rocío de Sevilla

El primer año se desplazaba todas las semanas desde Sevilla para jugar acompañado de Josúe Maqueda, pívot procedente de Dos Hermanas y posteriormente se instaló definitivamente en la Línea. Jugó en tercera, segunda y primera división, disputando a su vez todas las copas de Andalucía y copas diputación con el equipo linense.

Pepín, como lo conocían en su tierra natal estuvo jugando hasta el final. Veinte días antes de su fallecimiento lo hizo en un desplazamiento a Albacete con el equipo. Él se marchó a principios de 2004 pero su aroma quedó impregnado en un equipo que adoptó su nombre como grito de guerra buscando la fuerza que de él emanaba. En el campo de Gibraltar dejó un puñado de jugadores a los que les trasmitió sus enseñanzas como Enrique Villalta, José Luis Fernández o Francis Baeza y por supuesto a Sebastián Ordóñez, quien lo convenció para que jugara en su tierra a la que amaba con locura.

Arco Iris la Línea

Montenegro era fuerza, control y todo corazón. Desde su experiencia enseñó a los más jóvenes las claves para disfrutar de este deporte. Gozaba jugando y se sentía feliz con un balón entre las manos. Nunca tuvo un mal gesto. Quienes le trataron le recuerdan gratamente e incluso le mitifican. Siempre hay algún detalle que le engrandece.

El linense fue un referente para jugadores legendarios de diferentes generaciones. Desde Pepe Cobos que en su debut quiso lucir el número 13 en honor al que era su ídolo deportivo, hasta los hermanos Zarzuela con los que convivió en lo que fue su última etapa y los inicios de éstos, pasando por un Diego de Paz que lo observaba admirado cuando el de Valencina era un proyecto de jugador.

Montenegro fue el primer jugador andaluz de la selección española. El primero de los muchos y muy destacados representantes del sur de España, donde han surgido seguramente los mejores exponentes de este deporte en el medio siglo que lleva implantado en nuestro país.

Si ahora los jugadores que comienzan en el bsr tienen en los hermanos Zarzuela a sus ídolos, hace 40 años era otro gaditano, “Pepín” Montenegro el jugador que marcaba una época. Algo tendrá esa tierra para que no cesen de surgir estrellas. A pesar de los trece años transcurridos desde su partida, sigue muy vivo en el recuerdo de la familia del baloncesto nacional. Un jugador legendario, que marcó una época y que a buen seguro merece un reconocimiento mayor que el que aquí le brinda este humilde blog del baloncesto de las cuatro ruedas.

Minuto de silencio en memoria de Montenegro. Copa Andalucía

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Comentarios

  1. José María Rego Oca dice

    15 julio, 2017 en 11:02 am

    Lo conocí, cuando yo jugaba en el equipo de la Ciudad de San Juan de Dios, nos enfrentamos bastantes veces, y fue siempre un referente, y un SEÑOR dentro y fuera de la cancha, yo era apenas un chaval que empezaba y me enseñó los verdaderos valores de este deporte. Un saludo allá donde estés.

    Responder

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